Estimados amigos y amigas,
Espero que estén muy bien.
La semana pasada les hablé sobre la incorporación de las TIC en la formación inicial docente desde la mirada de Educarchile y el Profesor Carlos Marcelo, cuyo texto nos refería sobre los inmigrantes digitales y los nativos digitales, y lo importante que son la cultura y la tradición de la formación.
Esta semana me gustaría compartir un articulo que invita a la reflexión académica sobre el diseño y la comunicación. Aquí se aborda la relación entre las TIC, la educación, los profesores y los alumnos.
Como ya es habitual, podrás leer el artículo completo en el link que te dejo más abajo.
Que tengan una buena semana y éxito.
Francisco.
El desafío de la educación frente a las TIC
Aunque muchos docentes hoy en día abogamos por una educación constructivista, donde es el alumno el que construye el conocimiento y el docente una guía para que lo logre.
Introducción ¡Qué gran desafío enfrenta la educación en estos tiempos en que las tecnologías tienen tanta trascendencia! En el aula nos encontramos docentes, que somos inmigrantes digitales, es decir, que vinimos a caer en este mundo invadido por la tecnología, a la que intentamos dominar dentro de nuestras limitaciones y miedos; y alumnos que son nativos digitales, que nacieron y crecieron haciendo uso de ella y por lo tanto la viven con naturalidad, la comprenden, la aceptan, la usan sin reparos. Nos surgen entonces algunos interrogantes: ¿Cómo afectan las tecnologías de la información y la comunicación (en adelante TIC) a la educación? ¿Utilizan los docentes estas tecnologías en el aula? ¿Los jóvenes hacen uso responsable de las TIC?
Relación entre las TIC y la educación Podríamos comenzar considerando dos ejes en esta problemática. Por un lado se produce un cambio importantísimo en el papel de los centros educativos (escuelas, universidades, etc.) porque ya no son la principal fuente del conocimiento. Internet y las redes sociales ponen la información al alcance de todos, ya no es necesario escuchar a un docente o asistir a la biblioteca para saber algo, porque se puede buscar o preguntar a un amigo. Esto es a lo que Burbules (2009) llama conocimiento ubicuo: que se produce en todas partes y todo el tiempo, en muchos sectores que no tienen conexión con los centros educativos y de maneras distintas. Esto lo notamos inmediatamente cuando pedimos un trabajo de investigación y las únicas fuentes provienen de Internet. -Por otro lado la falta de adaptación del modelo educativo a las necesidades de los nativos digitales produce desinterés y desmotivación. No es un problema de acceso a la tecnología, sino, como dice Piscitelli (2009b)
“con las computadoras o sin ellas, siempre es la misma idea: un currículum prefijado, un docente que sabe, viene y recita. Y las computadoras se usan para hacer lo mismo mal de siempre”. Aunque muchos docentes hoy en día abogamos por una educación constructivista, donde es el alumno el que construye el conocimiento y el docente una guía para que lo logre; se sigue manteniendo el modelo de aula como espacio cerrado, que se contradice completamente con la cultura de redes sociales, y una enseñanza basada en la linealidad, en la escritura, que también es una antípoda de la cultura de la imagen, de lo icónico, en la que se encuentran inmersos los jóvenes hoy en día (ventanas de internet, videos clips, etc.), “el aprendizaje actual de los estudiantes es mucho más virtual, multimedial y con experiencias multisensoriales”. (Burbules, 2009). Evidenciamos esto día a día en el rechazo de los alumnos hacia la lectura. Entonces si los centros educativos ya no son la principal fuente de información ni el único ámbito de desarrollo del conocimiento ¿cuál es su función? Su función es enseñar a los alumnos a utilizar las TIC para la construcción del conocimiento, no la herramienta en sí, porque los nativos digitales ya la saben manejar, sino ir más allá, como por ejemplo que aprendan a evaluar críticamente la información disponible en internet, comprobar la veracidad de la fuente y a hacer uso de ella o que utilicen las redes sociales con fines educativos no solamente recreativos. Para educar, dice Piscitelli (2009a) hay que seducir, y no se puede seducir a los nativos digitales si les seguimos hablando en otro idioma.
“Un educador es un comunicador, y nadie puede comunicar de manera eficaz si no está en sintonía con los receptores, si no es capaz de conectar con ellos” (Ferrés, 2000, p. 43). Porque mientras los actuales docentes nos criamos y fuimos educados en una cultura regida por la linealidad y la concatenación derivadas de la lógica de la escritura, nuestros alumnos viven en una cultura mosaico (A. Moles, 1975), donde los conocimientos se construyen por fragmentos asociados en forma aleatoria y simultánea, una lógica de tipo circular, en la que la escritura pierde primacía frente a los estímulos auditivos y visuales no alfabéticos. Es imprescindible entender este gran cambio cultural, porque mientras la lectura con su secuencia continua y lineal, desarrolla el pensamiento reflexivo, la imagen, en cambio, con su impronta global y sintética, desarrolla un pensamiento más intuitivo. Mientras la lectura exige un proceso mental complejo y concentración para interpretar los signos gráficos de la escritura y comprender el significado de lo que se está leyendo, las imágenes en cambio utilizan signos que se parecen a la realidad que refieren y exigen entonces una actitud más contemplativa y de reconocimiento, apelando fundamentalmente a las emociones. Como dice Ferrés (2000): “la lectura gratifica casi exclusivamente el significado. En la comunicación audiovisual, además de la posible gratificación que pueda desprenderse de los significados, se produce una gratificación primaria derivada de unos significantes que garantizan un placer inmediato, por cuanto juegan con las líneas, las formas, los colores, las músicas, el ritmo…” (Ferrés, 2000, p. 26)
“Ser conscientes de esta realidad no implica ajustar la enseñanza al ritmo de la imagen televisiva ni hacer zapping de un conocimiento a otro para entretener al alumnado, sino replantear cuál es la función de la escuela en estas condiciones” (Lion, 1995, p. 55)
Podrás leer el articulo completo en:
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=380&id_articulo=8289
Espero que estén muy bien.
La semana pasada les hablé sobre la incorporación de las TIC en la formación inicial docente desde la mirada de Educarchile y el Profesor Carlos Marcelo, cuyo texto nos refería sobre los inmigrantes digitales y los nativos digitales, y lo importante que son la cultura y la tradición de la formación.
Esta semana me gustaría compartir un articulo que invita a la reflexión académica sobre el diseño y la comunicación. Aquí se aborda la relación entre las TIC, la educación, los profesores y los alumnos.
Como ya es habitual, podrás leer el artículo completo en el link que te dejo más abajo.
Que tengan una buena semana y éxito.
Francisco.
El desafío de la educación frente a las TIC
Aunque muchos docentes hoy en día abogamos por una educación constructivista, donde es el alumno el que construye el conocimiento y el docente una guía para que lo logre.
Introducción ¡Qué gran desafío enfrenta la educación en estos tiempos en que las tecnologías tienen tanta trascendencia! En el aula nos encontramos docentes, que somos inmigrantes digitales, es decir, que vinimos a caer en este mundo invadido por la tecnología, a la que intentamos dominar dentro de nuestras limitaciones y miedos; y alumnos que son nativos digitales, que nacieron y crecieron haciendo uso de ella y por lo tanto la viven con naturalidad, la comprenden, la aceptan, la usan sin reparos. Nos surgen entonces algunos interrogantes: ¿Cómo afectan las tecnologías de la información y la comunicación (en adelante TIC) a la educación? ¿Utilizan los docentes estas tecnologías en el aula? ¿Los jóvenes hacen uso responsable de las TIC?
Relación entre las TIC y la educación Podríamos comenzar considerando dos ejes en esta problemática. Por un lado se produce un cambio importantísimo en el papel de los centros educativos (escuelas, universidades, etc.) porque ya no son la principal fuente del conocimiento. Internet y las redes sociales ponen la información al alcance de todos, ya no es necesario escuchar a un docente o asistir a la biblioteca para saber algo, porque se puede buscar o preguntar a un amigo. Esto es a lo que Burbules (2009) llama conocimiento ubicuo: que se produce en todas partes y todo el tiempo, en muchos sectores que no tienen conexión con los centros educativos y de maneras distintas. Esto lo notamos inmediatamente cuando pedimos un trabajo de investigación y las únicas fuentes provienen de Internet. -Por otro lado la falta de adaptación del modelo educativo a las necesidades de los nativos digitales produce desinterés y desmotivación. No es un problema de acceso a la tecnología, sino, como dice Piscitelli (2009b)
“con las computadoras o sin ellas, siempre es la misma idea: un currículum prefijado, un docente que sabe, viene y recita. Y las computadoras se usan para hacer lo mismo mal de siempre”. Aunque muchos docentes hoy en día abogamos por una educación constructivista, donde es el alumno el que construye el conocimiento y el docente una guía para que lo logre; se sigue manteniendo el modelo de aula como espacio cerrado, que se contradice completamente con la cultura de redes sociales, y una enseñanza basada en la linealidad, en la escritura, que también es una antípoda de la cultura de la imagen, de lo icónico, en la que se encuentran inmersos los jóvenes hoy en día (ventanas de internet, videos clips, etc.), “el aprendizaje actual de los estudiantes es mucho más virtual, multimedial y con experiencias multisensoriales”. (Burbules, 2009). Evidenciamos esto día a día en el rechazo de los alumnos hacia la lectura. Entonces si los centros educativos ya no son la principal fuente de información ni el único ámbito de desarrollo del conocimiento ¿cuál es su función? Su función es enseñar a los alumnos a utilizar las TIC para la construcción del conocimiento, no la herramienta en sí, porque los nativos digitales ya la saben manejar, sino ir más allá, como por ejemplo que aprendan a evaluar críticamente la información disponible en internet, comprobar la veracidad de la fuente y a hacer uso de ella o que utilicen las redes sociales con fines educativos no solamente recreativos. Para educar, dice Piscitelli (2009a) hay que seducir, y no se puede seducir a los nativos digitales si les seguimos hablando en otro idioma.
“Un educador es un comunicador, y nadie puede comunicar de manera eficaz si no está en sintonía con los receptores, si no es capaz de conectar con ellos” (Ferrés, 2000, p. 43). Porque mientras los actuales docentes nos criamos y fuimos educados en una cultura regida por la linealidad y la concatenación derivadas de la lógica de la escritura, nuestros alumnos viven en una cultura mosaico (A. Moles, 1975), donde los conocimientos se construyen por fragmentos asociados en forma aleatoria y simultánea, una lógica de tipo circular, en la que la escritura pierde primacía frente a los estímulos auditivos y visuales no alfabéticos. Es imprescindible entender este gran cambio cultural, porque mientras la lectura con su secuencia continua y lineal, desarrolla el pensamiento reflexivo, la imagen, en cambio, con su impronta global y sintética, desarrolla un pensamiento más intuitivo. Mientras la lectura exige un proceso mental complejo y concentración para interpretar los signos gráficos de la escritura y comprender el significado de lo que se está leyendo, las imágenes en cambio utilizan signos que se parecen a la realidad que refieren y exigen entonces una actitud más contemplativa y de reconocimiento, apelando fundamentalmente a las emociones. Como dice Ferrés (2000): “la lectura gratifica casi exclusivamente el significado. En la comunicación audiovisual, además de la posible gratificación que pueda desprenderse de los significados, se produce una gratificación primaria derivada de unos significantes que garantizan un placer inmediato, por cuanto juegan con las líneas, las formas, los colores, las músicas, el ritmo…” (Ferrés, 2000, p. 26)
“Ser conscientes de esta realidad no implica ajustar la enseñanza al ritmo de la imagen televisiva ni hacer zapping de un conocimiento a otro para entretener al alumnado, sino replantear cuál es la función de la escuela en estas condiciones” (Lion, 1995, p. 55)
Podrás leer el articulo completo en:
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=380&id_articulo=8289